y amenazando mira
el rojo velo al viento suspendido;
da tremendo bramido
como el toro de Fálaris ardiente;
hácese atrás, resopla, cabecea,
eriza la ancha frente
Y los tres del siglo pasado. Dos daban derecho a entrar en la plaza de toros de Las Ventas, y la otra a la carabanchelera de Vista Alegre. Esta última en tonos azulados, corresponde al día que según he hablado con aficionados, Rafael de Paula enloqueció al planeta taurino. Curiosamente, todo el mundo estuvo allí, muchos mas de los que cabían en aquella simpática plaza.
En la calle Narváez tenía una tía abuela (la Tía Tomasa) una taberna, que a día de hoy es una joyería y que siempre nos proporcionaba las entradas para la becerrada. ¿cuántos individuos como yo mismo cogerían una porción de afición en aquellos espectáculos?
Por la tarde, aquel día con novillos de Zaballos, alternaron García Montes, El Paquiro y Manuel Linares, que se presentaba, fue cogido y cortó una oreja.
La de hoy en Madrid está olvidada. No me acuerdo de nada